En estos días he intentado acercarme al carácter
del lugar indagando artísticamente la biodiversidad y la estructura del ecosistema:
he recorrido los caminos del agua y los senderos abiertos por los animales salvajes;
atravesado praderas de raïm de pastor, torrentes envuelto de zarzas, extensiones
de pasto tostado al sol y ranuras
cubiertas de flores; visitado los robles antiguos y trazado un camino
buscando las piedras partidas por el hielo invernal; he sentido y recolectado
los olores, las formas y los colores del bosque y del campo, encontrando el
olor de las playas en las flores de siempreviva, y fragmentos de un mar primigenio
esculpidos en los fósiles de las rocas de cal.
Dejando un registro de estas acciones en un archivo
ecosistemico del entorno del CACIS y sus micromundos.
El otro proyecto que he realizado durante mi
estancia es “22 árboles”:
Para respirar, cada ser humano necesita al día la
cantidad de oxigeno que 22 árboles producen en el mismo laxo de tiempo.
Esta instalación artística en el medio natural
pretende visualizar este dato a través de una representación plástica
simbólica. Creando al mismo tiempo un espacio de contacto íntimo con el lugar.
Donde generar, restaurar o renovar una vinculación
empática con la Naturaleza. Se trata de un espacio concebido tanto para seres
humanos como para animales no humanos, que se compone de 22 estructuras no
permanentes instaladas en otros tantos árboles cercanos entre sí. Las
estructuras, cuya forma sugiere la forma de pulmones humanos se realizaran inspirándose
en las técnicas de algunos pájaros constructores. Su interior, hueco y con
soportes, se presta a cobijar fauna silvestre de pequeñas dimensiones. Su
exterior cubierto de barro, favorece los crecimientos vegetales espontáneos.
In these days I’ve tried to approximate
myself to the sense of the site, approaching artistically the biodiversity and
the ecosystem structure. So I’ve wandered along water and wild animal paths, I’ve
gotten through the raïm de pastor prairies,
I’ve been captured by the spiky torrents, I’ve crossed the golden extensions of
wheatfields and wild flowered meadow. I’ve visited old oaks and traced a path looking
for stones broken by the strength of the ice. I’ve felt, I’ve collected smells,
shapes and colours of the forest and the countryside. Discovering the beach
through the smell of siempreviva and
fragments of an ancient sea printed in the calcareous fossils. A register of
these actions have been left in an ecosystemic archive of the surroundings of
CACIS and its microworlds.
The
other project that I’ve been involved in during my stay is “22 trees”.
To
breath, every single human being needs daily the oxygen produced by 22 trees.
This
artistic installation in the natural environment aims to visualise this fact
through a symbolic plastic representation. At the same time, the installation creates
an opportunity to get a close contact with the intervention site, generating,
restoring or renovating an empathic union with Nature.
The
project is about an installation conceived both for humans and non-human
animals. It’s composed by 22 non permanent structures installed in 22 nearby trees.
The structures, which shape suggests a pair of human lungs, are made inspired
by bird construction technics. Their interior, a hole with supports,
facilitates a safe place to hide for small dimensions wild fauna. Their
exterior, covered with mud, helps the growth of spontaneous vegetation.
Marco Ranieri Presenta el seu treball el diumenge dia 26 de juny